LA NIÑA DE LOS CERILLOS -un cuento para aplacar la conciencia-
Esto que voy a referir no es propiamente un cuento, propiamente una realidad, es algo dicho, escuchado y traducido. Es mi conciencia y mi razón que hacen que este escrito tome forma desde una palabra lejana –la cual viene preñada por el deseo del inconsciente por hacerse escuchar, muy a pesar de la represión del sujeto que trató de ocultar la verdad- y, todo comienza así :
“Mira, acordarme de mi nena, traerla a la memoria después de muchos años de ausencia, me es muy doloroso. Solamente mi vieja y yo entendemos en la familia el dolor de haber perdido a nuestra pequeña. Cuando supimos que la gorda estaba embarazada, no cabíamos de felicidad en nosotros por la noticia.
-¡Viejo! Qué vamos hacer ahora, Tú sin trabajo, sin dinero y yo sin hacer nada. No te enojes, pero creo que las pastillas y la cosa esa que me pusieron ahí dentro, pos no funcionó, no vayas a pensar que lo hice de aldrede , te juro por mi mamacita y que sea la virgen que nos está viendo mi testigo de que estoy diciendo la verdad, por la cara que pones, me da miedo de que me vayas a dejar, si quieres la tiramos, total, yo lo traigo dentro de mí, pos entonces ese será mi pecado.
- Ay Ramona, Ramona –le contesté-, -tú siempre con tus pendejadas, quién dice que no quiero lo que tienes dentro, si viste en mi cara, pues, pues, fue la sorpresa de la noticia, a ésta hora de la mañana, sin nada en la panza, pos si sentí gacho, como un ñudo o algo así, pero de emoción, no por lo que tu creibas. Taruga de ti si piensas que lo vas a tirar, ustedes las viejas piensan pendejadas y les resultan chingaderas.
Creo que el asunto empezó más o menos así, palabras más, palabras menos, la cosa es que las palabras de la Ramona, me dejaron una inquietud, digo que esa no es mía, la dejó como una mala semilla. Algo dentro de mí se movía inquietantemente. Yo le cuidaba la panza todos los días. Ella se portaba como si nada, tenía su vida normal, todo estaba bien. Dios nos cuidaba y nos protegía. Nos daba lo necesario, aunque en la fábrica la paga no era buena y, a veces nos hacían quedar horas de más. Y, en ese tiempo, como también ahora, el pinche presidente de la nación decía que todo estaba bien, que todos teníamos trabajo y dinero para vivir, y, que los que se quejaban eran los latosos y los envidiosos que nunca estaban de acuerdo con él, que dizque para llevarle la contraria. Pero, bueno, la cosa es que yo no andaba bien económicamente, y la Ramona, aunque calladita, sabía cómo exigirme y pedirme demás. Las viejas siempre te exigen sin que te des cuenta de lo que necesitan, pero cuando de uno se trata, se hacen pendejas y creen que uno esconde el dinero o no les damos cuentas claras de lo que ganamos. Y así se la pasaba:
-Florencio, maña voy al centro de salud, me dejas dinero o le digo a mi mamá que te preste y después se lo pagas, ¿Cómo ves?
Y yo de tarugo, no le contestaba, me quedaba calladito, y el que no dice, pues acepta, otro día:
-Florencio, ya no tengo aceite pá cocinar, le pedí a la vecina y le dije que cuando cobraras se lo reponíamos.
Y así y así durante todo el tiempo que le duró la panza, fueron los trastos, que la ropa, los zapatos, los calzones, hasta que para el taxi para irse al hospital, pinche Ramona, pensaba que éramos ricos o que yo cagaba dinero. Ni tiempo tenia para sobarme el lomo, trabaje y trabaje como si fuera cualquier cosa. A de ver pensado que el trabajo era cualquier cosa, siendo que no faltaba el día en que el jefe me dijera pendejo, idiota, hijo de la chingada, culero, bueno, que no me decía. Y la Ramona, en vez de preguntarme al llegar a casa, viejito qué tal te fue, estás cansado, te prendí el boiler para que te eches un baño calientito, ¡no! ¡ no ¡ ¡ no !, Vete a la tienda a comprar . . . porque yo ya me canso y no puedo, de paso bajas la ropa del tendedero y la doblas, hija de la . . ., me agarraba de su mandadero, de su criado y hasta de su pendejo, ya que le hacía todo lo que quería, me preguntaba: Florencio ¿vas a comer? Sino ni para qué prender la estufa. Todo eso y sus palabras, que yo no pensé pero, que ella dijo, fueron madurando la idea de que tres éramos mucho más que una multitud. Duro que dale, así eran todos los días. Hasta que, la fecha se marcó en el calendario y en la memoria. Me acuerdo que estaba en el baño, de esas pocas veces en que la Ramona se olvidaba de que yo existía, estaba cagando pero requeté a gusto, cuando:
-¡FLORENCIO ¡ ¡ FLORENCIO ¡ ¡ FLOREEEEEENNCIIOOOOOO ¡ Apúrale que esto no espera, córrele que se me sale, ¡ándale!
Y Ahí me tienes, que me salgo del baño sin limpiarme, todo sonso sin saber que hacer o cómo comportarme, la Ramona como siempre con sus gritos de media cuadra, como si la estuvieran matando y lo único que tenía que hacer era parir, pero, pues avisando, no tomándome desprevenido y luego en el baño. Sí, creo que sí, esa falta de comprensión suya, el no ser sensible para conmigo, me llevo a que algo se fuera acumulando, como si me oprimiera el corazón, el pecho, la mente y se desencadenara no sé qué criatura dentro de mí. Salimos a la calle y yo bien suertudo paro un taxi luego, luego, de volada al hospital de la mujer. El chofer requeté amable hasta ayudó a bajar a la Ramona, la cual era un mar de quejas, y no sé de qué lo hacía, si lo único que iba a hacer era, traer al chamaco al mundo. Total, nos entramos al hospital, recibieron a mi esposa y a mí me trataron como si no fuera nada de ella, me sacaron de la sala de urgencias y me dijeron que me fuera a la recepción. Ahí vino otra cosa que yo tuve que cargar y la Ramona de irresponsable:
-¿El carnet de la señora?
-¿El carne que...? Yo que sé, ya la traje, ustedes atiéndala nada mas
-¡El carnet señor! ¡Hace falta el carnet para poder recibir y atender a su esposa!
Como si yo supiera todo, cómo, cuándo y dónde, fui a donde la Ramona y lo primero que me dijo fue:
-Florencio, siempre por tus prisas se te olvida todo, no trajiste mi ropa, mis zapatos y lo más importante el carnet, acaso no te importamos, no te das cuenta que este bebé es tuyo, así vas a ser con él siempre, mira que desde ahorita no te preocupas por lo más sencillo, que será cuando sea lo más importante. La verdad, cuando me dijo eso, me puse hasta la madre, no le di sus pinches patadones porque Dios es grande y yo no soy un bruto, pero ganas no me faltaron. Como pude me regresé a la casa y fui por las cosas. Cuando de nuevo estuve en el Hospital que me salen un montón de papaces y mamases. Los doctores regañándome que porque me tarde y el bebé estaba sufriendo, si todavía ni salía y chillaba, como iba sufrir, lo que pasa que como se sienten doctores se creen muy chingones; las enfermeras exigiéndome el mugroso papel, sentía que la Ramona se había multiplicado en todas esas personas y no se daban cuenta de que yo hacía todo lo posible para hacer las cosas, pero no, no, no, creían que yo no quería hacer las cosas. Bueno le di a cada quien lo que quería: a los doctores y a las enfermeras, los papeles, a la Ramona sus cosas y yo, que me mandan a la sala de espera, todavía de que les pregunte que cuanto tiempo tenía que estar ahí me contestó el doctor:
-Usted espere, que cree que vamos hacer nosotros ¿enchiladas?
Y así sin más ni más, me dejaron en la sala, solo y sin nada en la panza. Esa gente y la Ramona han de pensar que uno no siente, creen que para sentir debemos estar igual que ellas, ¡brutas! Pos como vamos a estar como ellas, que somos aberración de la naturaleza o mostros, no, no, al menos yo si sentía, sentía la soledad, la incomprensión, la falta de cariño, porque la Ramona ya no me dejó tocarla una vez que supo que estaba panzona. Y yo, pues, me aguantaba. ¡Claro que sentía! Pero me dejaron ahí solito, en esa sala que caben no sé cuántos y el alma se vuelve chiquita. Así estuve todo el día, hasta ya entrada la noche que gritaron mi nombre:
-¡Florencio! ¡Florencio Malacara!.........
Ahí, despabilado y con el corazón en la boca me acerque
-Diga señorita, ¿en qué puedo servirles?
La muy jíja se me quedó viendo como si contemplara a un burro
-A nosotros en nada, será a su mujer, pues desde en la tarde dio a luz y quién sabe dónde está Usted, como todos los hombres seguramente, de desobligado. Apúrele, que ya le anda por verlo y darle la noticia
-Noticia ¿de qué? –Y ahí si sentí que puse una carota-
-Esa se la tiene que dar su esposa, vaya al cuarto piso de la sala.........
Ahí me tienes corriendo como alma en pena por los pasillos a ver a la Ramona. Ya estando con ella, me acerque y la vi, estaba como que muy cansada, atolondrada, ida, pero aun así, me dijo:
-Hay Florencio, hasta ahorita, tu no entiendes, se te tiene que decir que algo es grave para que reacciones. Ya nació tu hija y está muy linda, vela, está aquí a mi lado
Cuando la veo, me sorprendo y pienso “una niña, para qué una niña, debió haber sido un machito”
-Florencio, ¿no la quieres?, está muy linda, no le pongas esa cara que se va a sentir rechazada. Hazle sentir que eres su padre, ¡cárgala!, o te da asco, o piensas que no es tuya
Nuevamente sentí lo mismo que cuando me dijo que estaba panzona, la verdad, yo no pensé esas cosas, era ella con sus ideas que las ponía en mi cabeza. Yo trataba de entender por qué una niña y no un niño, y, ya lo he dicho muchas veces, las pendejadas que piensan se vuelven chingadoras. Reaccioné cuando me dio el jalón de mi ropa y casi me hace caer encima de ella. Tarugo, yo pensando, creyendo que estaba débil, pero no, no más se estaba haciendo. Esas sus palabras y su actitud fueron las que dieron de tajo en mi mente, pensé en ese instante: “todo esto me lo dice para que yo acepte no se qué cosa que ella hizo, Dios me perdone, pero a lo mejor la criatura no es mía, desde el principio ha buscado que yo la acepte, hasta me amenazó con tirarla en el primer momento, ahora, aquí recién venida al mundo y la Ramona en la cama. Esto está algo raro, yo no soy así, dicen que las dudas te matan, pero mientras lo hacen, te van royendo, carcomiendo por dentro y así me siento”.
-Florencio, ahora que la niña ya está con nosotros, ya no tomes ni grites, que la niña te sirva para que cambies y tengas otra vida. No es bueno que vaya a crecer con ese carácter tan feo que tienes.
A la Ramona nunca le para la boca, habla porque Dios le dio una, no porque sepa usarla. Terca, tirriosa y con mucha lengua, solamente atiné a decirle.
-Yo creo que nos vamos cuando nos digan y, eso no sé a qué hora es.
Salimos del Hospital, llegamos a la casa, empezamos a criar a la niña, la Ramona tuvo la ocurrencia que le pusiéramos Lucero, que porque se le hacia un nombre que iba iluminar su vida, se le parecía que daba calor, que lo que pasara o hiciera la criatura, sería para nosotros cosas que quedarían grabadas para siempre en nuestra vida. Vieja bruja, uno no sabe con quién se casa, crees que con una mujer, pero resulta que es con el mismo demonio. La Ramona es uno de esos, pero bueno, no adelantemos, todo en su lugar para que se entienda y nadie vaya a poner algo demás, lo digo porque eso fue lo que me pasó y no quiero que vuelva a suceder. Los días fueron pasado, la tranquilidad no regresó a mi corazón, la duda había quedado, la exigencia de Ramona crecía y La Lucero igualita que su madre de latosa. Chille y chille y chille por cualquier cosa, que si tiene hambre, o sueño, que quería que la cargaran, que si tenía calor o bueno, por todo era chillar. Llegaba cansado de trabajar, también ahora, pero la verdad no me quejo, hacer quehacer, a medio ver la tele y a cenar. Dormir, que va, era difícil, pues la criatura estaba entre nosotros, en medio de nosotros. Era como un muro entre la Ramona y yo, y del otro lado del muro, ni se daban cuenta que había un hombre con sus necesidades, ávido de cariño, de caricias, tan siquiera de un abrazo, pero, la Lucero ahí, tantito que me moviera, se despertaba. Tenía que dormir como una piedra, no profundamente sino, que no tenía que moverme ni tantito. Para colmo, la Ramona me decía constantemente.
-Florencio, querías un hijo, ahí lo tienes, no te quejes. Es lo mejor que te ha pasado y pasará en tu vida
Me lo decía como si yo hubiera escogido el día y a la criatura. Eso hacía que la viera detenidamente, que la observara y, descubriera que no se parecía en nada a mí. Cierto día, cuando la lucero estaba por cumplir dos años, la mañana era tranquila y yo creyendo que por vez primera en mucho tiempo iba a tener tranquilidad, las dos viejas se confabularon y como se sabe, el demonio siempre está espiando detrás de la puerta, se soltaron con todo lo que da. La Ramona me empezó a decir que si no iba hacer nada, que como siempre ando de güevon, que había muchas cosas que hacer y luego la Lucero le dio por chillar a moco tendido quien sabe por qué. El asunto es que la sangre me llegó a la cabeza y estaba muy caliente. Prendí un cigarro tras otro, la Ramona diciendo
-Bueno Florencio, como diablos quieres que el dinero nos alcance, si siempre te lo estás fumando, cómprale calzones a la niña y no pongas cara de encabronado, porque cuando lo haces, te desquitas y en la noche te pones a tomar, luego dices que es por nuestra culpa, la niña qué culpa, todavía es una criatura de Dios y mira que siempre dices que te saca de quicio, bien me decía mi mamá no te cases con ese........
Ya no la escuche, me fui para otro lado, la cabeza me daba vueltas, me sentía sin voluntad, con ganas de salir corriendo, la brasa del cigarro me ardió la mano y la sacudí. No tenía nada en ella, solamente me ardía entre los dedos. Me salí de la sala y dejé a la Lucero sentadita en el piso. No la quise tocar, ya con la perorata de la Ramona era más que suficiente, que tal si la tocaba y chillaba aún más. Salí a la zote huela donde la Ramona estaba tendiendo la ropa y le dije:
-Vamos con mi hermano para que nos preste el dinero para la fiesta de la niña -Florencio, estoy tendiendo la ropa, a caso tu lo vas a hacer por mi
-Te digo que vamos ahorita, después no digas que yo no quiero hacer las cosas, al rato no te lo vuelvo a decir
Y cuando estaba a punto de darme la vuelta, y como se trataba de dinero -Florencio, tu siempre con tus caprichos, vamos pues, pero deja ir por la niña -No déjala ahí, no tardamos, si nos la llevamos nos vamos a tardar más
-Pero es que está chillando
-Déjala que chille un rato, no por eso se va a morir
-Está en el suelo, si se enferma, no te quejes al rato de pagar el doctor, anda pues, apúrate y vamos donde tu hermano y regresamos luego tengo que terminar de tender la ropa, lavar los trastes, guisar y...
-Tú siempre de pinche güevona, apúrale y después te quejas
Bajamos al patio de la casa de mi mamá, tocamos, salió mi hermano
-¡Quihubo carnal!, pásale, ¡cuñada! ándele no se queden ahí parados, llegaron a la hora del taco
-Carnal, solamente venimos para lo que te habíamos dicho, préstanos la lana para el santo de la niña y después te lo pago
-¡Claro que te lo voy a prestar! Pero primero lo primero, se echan un taquito y ya está
No le íbamos a hacer el desaire a mi carnal y a mi madre, la Ramona con su jeta, se sentó a dos nalgas, pero tratándose de comida ya se había servido sendos tacos. Estábamos bien alegres planeando la fiesta, que si comprábamos chelas o botellas, que si eran carnitas o barbacoa, que si bailongo, cuando a la puerta tocaron como desesperados, mi madre se espantó y le dijo a mi hermano:
-¡De seguro ya volviste a las andadas y la policía te busca pinche Rogelio!
-¡Neta que no he hecho nada malo!, Santa Martha te corrige, dejen ver quién es y que quiere, que si se pasan de reatas y andan con sus mamadas ahorita los corrijo a p....
Al abrir mi hermano, estaban unas vecinas requeté espantadas, gritando
-¡Vecino! ¡Vecino! ¡Vecino!, la casa de arriba se está quemando, sale mucho humo y no nos vaya a pasar lo mismo, háblele a los bomberos que nosotros vamos por agua y mientras a ver qué podemos hacer
Nos asomamos la Ramona y Yo y salimos corriendo. La Ramona ya iba chillando y gritando, bajando a la corte celestial y no se a que tantos santos
-¡Dios mío, Dios mío! ¡Mi niña! ¡Sáquenla de ahí adentro! ¡Se quema! Por el amor de Dios, hagan algo, virgencita. No nos abandones, protégela con tu manto, no dejes que le pase nada. ¡FLORENCIO! Es tu hija, no dejes que le pase nada, abre la puerta, sácala de ahí, muévete pinche idiota, no te quedes parado, haz algo, mueve las patas, mi niña, mi niña, córrele desgraciado, apúrate.......
Abrí la puerta y la sala estaba llena de humo y fuego, la niña estaba en un rincón y le había caído encima una cortina ardiendo, se la quite de encima, estaba como desmayada y toda chamuscada, la Ramona entró detrás de mí y me la arrebato de los brazos
-¡Florencio! Que les hizo mi niña para que le pasara esto
La estrujaba entre sus brazos y mas que gritar aullaba, mientras el fuego nos rodeaba entró un vecino y a jalones nos sacó de ahí, otros llegaron con cubetas con agua y empezaron apagar el incendio. Llegaron los bomberos, las patrullas y la ambulancia. Todo era como un sueño. Pasó tan rápido, que me quedé solo en la calle entre tanto barullo. Cuando el alma me volvió al cuerpo y la razón encaminó mis pasos al hospital, me fui dando cuenta de que la Ramona como siempre, me hacía a un lado, no me había tomado en cuenta, se había con la Lucero sin acordarse de mí. Llegué a la sala de urgencias, me dí cuenta que ahí era por los berridos de la Ramona, cuando me vio, me dijo:
-Florencio ¿qué paso? ¡¿Qué fue lo que ocurrió?! en un ratito el demonio se metió a la casa y se llevo a mi Lucero. Te dije que nos la lleváramos, que no se quedara. ¿Cuál era tu prisa? Si a menos un día escucharas, estuvieras tantito con nosotras, pero que le vamos hacer, creo que Dios y la Virgen se han olvidado de nosotros, ya no les importamos....
A partir de ahí, la Ramona ya no llora fuerte, si lo hace, es en silencio. Ya no se queja, ni me dice nada. Porque cuando nos entregaron a la niña, nos dijeron que estaba muy quemadita y sus pulmones no aguantaron tanto calor y humo. Cuando escuchamos esto, la Ramona se me quedó mirando y su silencio dijo todo, hicimos los trámites para recoger a la Lucero, le hicimos todo su entierro, en su cajita le pusimos la muñeca que más quería. Todos nos despedimos de la inocente criatura. Cuando los peritos de la procuraduría fueron a decirnos el por qué del incendio, nos dijeron que muy probablemente la niña había agarrado una caja de cerillos que encontraron a su lado y prendió uno de ellos. Me quedé asombrado y boquiabierto por la explicación, toda vía, uno de los peritos alcanzó a decirme
-Estaba chiquita la niña, no sabía lo que hacía, no se vaya a enojar. Así pasan las cosas con los niños, con el tiempo Usted lo comprenderá
La Ramona lo único que atino a decir fue:
-Hoy no has fumado Florencio ¿quieres que te compre un cigarro? Con tantas angustias y preocupaciones ni has podido prender ninguno
Ya no le contesté, ni la miré, no dije nada, pero por Dios, ya no vuelvo a fumar. Qué tal si viene el Diablo otra vez y para que le cuento. Ya por último, pasaron unos años y decidimos cambiarnos de religión. En esta, todos nos queremos como hermanos, nos apoyamos, nos dan consejos. Nadie tiene vicios, ni tomamos ni fumamos, las mujeres son re obedientes y no son nada respondonas. Algo de todo esto ha aprendido la Ramona. Volvimos a encargar otro bebé, y, acá Dios si nos ha escuchado. Yo le dije que nos diera lo que Él quisiera, no somos nadien para exigirle, de lo otro, ya quedó en el olvido
-¡Fabiola! ¡Hija! Apúrate que se nos hace tarde para ir a la escuela . . . . . . ., nos vemos compadre y ya no ande haciendo preguntas como esa, parece vieja chismosa
- No Florencio, no es que sea chismoso, pero, yo no sabía todo eso, le creo todo lo que me ha dicho, solamente porque usted lo dice, ahí nos vemos, cuide mucho a la ahijada para que no le pase nada.
-Así lo haré y usté deje de fumar que no es buen ejemplo, no vaya ser que se queme los bigotes.
FIN
MEXICO, D.F. 30 DE DICIEMBRE DEL 2010 E. . V. .
Hola, los invitamos a este enriquecedor curso de escuela para padres:
Objetivo: Que los participante sea capaz de solucionar conflictos relacionados a la crianza, comunicación entre padres e hijos, restableciendo la importancia de un proyecto de vida para tener relaciones saludables.
Viajaremos a través del mundo del noviazgo, matrimonio, hijos y las vicisitudes que existen en el desarrollo de la vida familiar y de la pareja. Habrá juegos, técnica de animación, videos y mucho mas para divertirnos y aprender al mismo tiempo.
Inicio: 10 de Octubre del 2015
El curso se imparte por profesionales en desarrollo humano y salud mental.
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Temario
1. PREAMBULO
a. Presentación
b. Introducción
c. 5 puntos básicos
i. intimidad
ii. limites
iii. poder
iv. confianza
v. comunicación
2. PRIMERA ETAPA DEL CICLO VITAL DE LA PAREJA
a. Noviazgo
i. Concepto
ii. Duración
iii. Importancia
iv. 5 puntos básicos
v. violencia
vi. agresión
vii. baja autoestima
3. QUE ES EL AMOR
i. 6 tipos de amor
1. materno
2. paterno
3. fraterno
4. filial
5. platónico o idealizado
6. erótico
ii. subetapa “amantes”
iii. Ciclo del amor
1. Selección de un grupo de amistades
2. Identificación
3. Enamoramiento
4. Amor como “tal”
5. Fascinación, enajenación
6. Diferencias
7. Rompimientos
8. Reidentificación
4. SEGUNDA ETAPA DEL MATRIMONIO
a. ¿Cómo se hace?
b. Duración
c. 5 puntos básicos
d. Dificultades
e. Género
*TERCERA ETAPA DE CRIANZA
5. SESIÓN 5
a. Embarazo y nacimiento
6. SESION 6
a. Primer año de vida
b. De los 3 a los 6 años
7. SESION 7
a. De los 6 a los 12 años
8. SESION 8
a. De los 12 a los 21 años
b. Nido vacío
c. 5 puntos básicos
9. SESION 10 TIPOS DE PAREJA
a. Relación pasiva
b. Relación agresiva
c. Relación activa
d. Pareja vital
e. Pareja total
10. SESION ETAPA DE REENCUENTRO
a. Nido vacío y pareja
11. SESION ETAPA DEL ENFRENTAMIENTO CON LA VEJEZ LA SOLEDAD
12. SESION, RECUENTO, EVALUACION Y DESPEDIDA
Contacto
Dra. Sandra Rebeca Pascacio Vázquez
Calle James Sullivan # 51. Colonia San Rafael
Ciudad de México
06470 55469979
cel 5551563225 dra.rebecapascacio@hotmail.com